lunes, 23 de enero de 2023

Carlos Horacio Moreno. Su semblanza.

 

En rueda de prensa como entrenador del Zulia FC, su último equipo.

Nació en Buenos Aires, Argentina, el 1 de octubre de 1948. A partir de los seis años de edad Carlos Horacio Moreno comienza la práctica del fútbol. En 1962 ingresa a las categorías juveniles del San Lorenzo de Almagro, por voluntad de su padre quien era hincha del “cuervo”, en contraposición de lo que pensaba su madre, quien era hincha de Huracán, nada menos que el rival clásico de los azulgrana en donde jugaría… años después, el propio Carlos Horacio contaría que era hincha del “globo”.

Desde 1962 hasta 1969 estaría en las categorías de base de los “Gauchos de Boedo”, llegando a jugar en el equipo de reserva más no pudo conseguir cupo en el equipo mayor, por lo que en 1970 fichó por el Club Atlético Almagro (uno de los equipos en donde atajó Reinaldo Story Narváez, el primer futbolista venezolano que jugó en clubes extranjeros), conjunto con el que disputó la segunda división de Argentina hasta 1972, año que decidió venir a Venezuela tras recibir una oferta del entonces naciente Portuguesa FC. Y vino para quedarse.

Con el Portuguesa FC antes de disputar un partido por la Copa Libertadores de 1979, segundo de derecha a izquierda entre los agachados.

Con el poderoso conjunto llanero, Carlos Horacio ganó cinco títulos nacionales y participó en Copas Libertadores hasta 1980, cuando ficha por el Polisport FC de Barquisimeto (2da división) pero en 1982 lo contrata otro naciente equipo que haría historia en el FutVe, el Atlético San Cristóbal. Con el “Expreso Naranja” sería hasta semifinalista en la Libertadores de 1983. Una vez finalizado su contrato con el San Cristóbal, el mediocampista gaucho cuelga los botines y se dedica a la faceta de entrenador, comenzando a dirigir en 1984 nada menos que al Deportivo Táchira.

Sin tener experiencia previa como director técnico, Carlos Horacio hace salir campeón a Táchira en esa su primera temporada al frente del aurinegro, algo que consiguió al imprimirle su sello personal de mentalidad ganadora, de jugar con estilo depurado de toque pero mezclándolo con pundonor y garra, por lo que así empezó una trayectoria de cinco años que le reportaría dos títulos nacionales y participaciones en Copa Libertadores que por haber sido vistas por televisión por toda Venezuela, convirtieron a Táchira en la oncena más popular del país, que todavía recuerda sus victorias internacionales sobre Independiente de Avellaneda, Internacional de Porto Alegre o Sol de América de Paraguay, esta última un 3-0 que remontó una goleada similar sufrida en Asunción por octavos de final del torneo internacional de clubes más importante de América.

En su último año con el equipo, 1989, sus éxitos le reportan ser llamado por la Federación Venezolana de Fútbol, cuyos dirigentes le ofrecen dirigir a la Vinotinto. Así, trabajó con la selección nacional en la Copa América celebrada en Brasil ese año y en las clasificatorias del Mundial de Italia’90, competiciones en las que lamentablemente no pudo conseguir resultados positivos y por ende no renovó contrato con la FVF.

Con el Atlético San Cristóbal semifinalista de la Copa Libertadores de 1983, acá aparece agachado, el segundo de izquierda a derecha.

Ya en la década de los noventa se podía escuchar su voz en programas de radio en San Cristóbal, compartiendo sus conocimientos y realizando análisis para la audiencia, cuestión que trasladó a la televisión cuando el canal Venevisión lo contrató para las transmisiones de los Mundiales de Fútbol. Pero cuando no estaba en esos menesteres, seguía dirigiendo equipos en el FutVe. Fue así como trabajó en otros equipos como Unión Deportiva Lara, Atlético Zulia, Caracas FC, Deportivo Anzoátegui, Estudiantes de Mérida, Trujillanos FC, Unión Atlético Maracaibo, Zulia FC y Portuguesa FC. Con Atlético Zulia saldría campeón en un torneo corto y con el Caracas alcanzaría otro título nacional.

El país futbolero le debe mucho este hombre, padre de seis hijos en dos matrimonios, uno en Acarigua, donde procreó dos hembras y un varón; y tres en San Cristóbal, con Coromoto, su eterna compañera, con quien tuvo tres vástagos, todos varones, ahora jugadores de fútbol profesional: Carlos Rafael, Marcelo y Junior, este último juega en el FC Cincinnati de Estados Unidos y también es internacional vinotinto. En un principio, Carlos Horacio no era dado en confiar responsabilidades en sus equipos a jugadores jóvenes, pero quizá el hecho de que sus tres hijos menores se dedicaran al fútbol le hizo cambiar de parecer, entender mejor a aquellos futbolistas que recién iniciaban sus carreras como deportistas profesionales y una vez más contribuir al crecimiento del FutVe. Fue así como se le vio brindando oportunidades a los chamos provenientes de las filiales juveniles de los dos últimos clubes que entrenó, Zulia FC y Portuguesa FC.

Acá en una imagen que para muchos es muy entrañable: como director técnico del poderoso Táchira de la segunda mitad de la década de 1980.

Quiso ayudar al “Penta” llanero a reverdecer viejos laureles, pero no pudo conseguir sus objetivos por lo que debió renunciar. Tenía en mente dirigir una última vez a Táchira y sacarlo campeón para retirarse definitivamente de los banquillos, pero un cáncer de riñón le afectó, debiendo trasladarse a Argentina para su tratamiento, por lo que tuvo jugar el partido más importante de su vida, el cual, muy lamentablemente, perdió la mañana del lunes 13 de mayo de 2019 con su fallecimiento en Buenos Aires.

Carlos Horacio, ex mediocampista oriundo de Argentina que encontró en nuestro país un lugar donde hacer su vida, contribuyendo como jugador, entrenador y comentarista de radio y televisión a que el deporte más popular del Mundo también lo sea en esta “Tierra de Gracia”, a la que amó.

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