3 de marzo. Una fecha aparentemente normal, cualquiera… menos para el Fútbol Venezolano, tan maltratado, tan sufrido, a veces humillado con derrotas vergonzosas e ignorado cuando propina algún que otro golpe a la mesa. Ignorado muchas veces por el que no debe hacerlo, el periodismo deportivo nacional, que está casado con otro deporte pero del que no vale la pena comentar.
Pues, un 3 de marzo pero de 1971 se produjo el que fue, quizá, el resultado más resonante, más sorpresivo pero más agradable que las oncenas venezolanas hayan conseguido en todas sus participaciones en la Copa Libertadores, el torneo internacional de clubes más popular del continente americano: Ese día (o mejor dicho, esa noche) Deportivo Italia, un humilde pero orgulloso equipo venezolano, derrotaba a Fluminense por un gol a cero nada menos que de visitante en el estadio Jornalista Mario Filho “Maracaná” de Río de Janeiro, Brasil.
Se trataba de un encuentro de la penúltima fecha del Grupo 3 de aquella edición de la Libertadores, que entonces disputaban los campeones y subcampeones de cada uno de los diez países miembros de la CONMEBOL, más el campeón defensor del torneo, que se unía a los clasificados, uno por grupo, en la ronda semifinal. Dicho grupo estuvo conformado por los brasileños Fluminense y Palmeiras y por Deportivo Galicia y Deportivo Italia de Venezuela. Por lógica, el favoritismo se decantaba por las oncenas del país del samba, que nada más en los encuentros de ida jugados en Caracas demostraron su superioridad, en especial Fluminense, que en su país consiguió con autoridad el boleto para disputar su primera experiencia en Libertadores coronándose campeón en Brasil. Un cuadro poderoso que de paso era dirigido por Mario Jorge Lobo Zagallo, el director técnico con el que la Canarinha alcanzó el tricampeonato mundial en México el año anterior. Tanto, que en el Olímpico UCV no tuvo problemas para bailar al Galicia 1-3 y aplastar al Italia con un contundente 0-6.
Los encuentros de vuelta en Brasil siguieron la tendencia abrumadoramente favorable para cariocas y paulistas, ya que Palmeiras también hizo lo suyo. Y lo hizo completo porque igualmente salió airoso en sus encuentros en Venezuela pero abriendo en Sao Paulo derrotó trabajosamente al Italia por apenas 1-0, con una actuación colectiva de los azzurri que lanzaba una señal. Todos en Brasil hacían sus apuestas por ver cuál de sus dos representativos se hacía con el único boleto disponible a la ronda semifinal del torneo, ya que la última fecha era entre los equipos del mismo país, pero nadie fue capaz de preveer lo que iba a ocurrir en esa quinta jornada, menos en Río de Janeiro, donde ese Fluminense de Zagallo se floreaba de nuevo con el Galicia goleándolo esta vez por 4-1.
La noche del 3 de marzo nunca será olvidada por la torcida del “Flu”, en especial los 26 mil espectadores que asistieron al Maracaná, confiados en que se iba a repetir una nueva jornada victoriosa y rica en goles para su equipo. Pero con lo que se consiguieron fue con una oncena que se dedicó a defender su puerta a cal y canto, neutralizando todos los ataques que permanentemente lanzaron los jugadores del equipo local.
Los minutos pasaban y los delanteros de Fluminense no eran capaces de vulnerar la puerta de Vito Fassano, arquero internacional venezolano que cuatro años antes tuvo una pasantía en Cruzeiro, otro exitoso once brasileño. Las filigranas, el toque elegante, el “jogo bonito” del “Flu” no lograban hacer mella en la defensa azzurri y el primer tiempo culminó con una atmósfera diferente a como comenzó. De la fiesta previa lo que quedó fue tensión y ansiedad.
El segundo tiempo comenzó con el mismo libreto de los anteriores 45 minutos, con los atacantes locales poniendo cerco al área de Fassano, haciendo que los defensores "Freddy" Ellie, “Chiquichagua” Marín, “Pito” Useche, Vicente Arruda y Tenorio redoblaran sus esfuerzos por frenar a los Samarone, Cafuringa, Flavio Minuano, Lula… quienes ya comenzaban a sentir la presión de un público inconforme con lo que estaba presenciando. Y sobre el minuto 21 de ese segundo tiempo, vino lo impensado.
Useche, quien tenía por tarea la marca sobre Samarone, recupera una pelota y metió un pase largo para su compañero Nelson Militello, iniciando un contragolpe que se tornó letal cuando el atacante se topó con el arquero Jorge Vitório completamente solo. Militello lo gambeteó y cuando se disponía a rematar a puerta franca, es derribado por el propio guardameta. El árbitro paraguayo Rodolfo Pérez Osorio no dudó en señalar al punto penal.
Manoel Tenorio, defensor brasileño al servicio del subcampeón venezolano, pidió el balón y convirtió el penalti, haciendo que la pizarra del gigantesco estadio carioca cambiara uno de sus caracteres a un “Fluminense 0 X 1 D. Italia” que por momentos dejó helada a la concurrencia. Pero apenas el balón reanudó sus movimientos desde el centro del campo, todo se transformó en nerviosismo. De ahí en adelante hasta el final y apoyado por su público aún incrédulo, un herido Fluminense desató un furioso ataque sobre el área del Italia cuyos zagueros hicieron de tripas corazón y en última instancia Fassano debió emplearse a fondo, salvando su pórtico una y otra vez.
Pero más pudo la desesperación que el depurado estilo con que desarrollaban su juego los dirigidos por Zagallo. Con el correr de los minutos se descompusieron, impotentes por no poder empatar el juego, facilitando la labor defensiva del cuadro venezolano. El árbitro sonó los tres silbatazos finales y los azzurri comenzaron su festejo ante la desazón y tristeza de Fluminense y de toda su parcialidad. Una noche triste que se transformó en tragedia institucional, pues al término del partido uno de los directivos del club carioca, Mauricio Faría, sufrió un infarto que le quitó la vida. Mientras tanto, en Sao Paulo, Palmeiras vencía a Galicia y se acercaba a la clasificación.
Aún quedaba la última fecha. Palmeiras derrotó a Fluminense, obteniendo el boleto a la ronda semifinal y en Caracas, un Italia inspirado y envalentonado por su victoria en el Maracaná, venció 3-2 a un Galicia que a pesar de todo no se lo puso tan fácil para cerrar una participación más en la Copa Libertadores de América.
Una participación que pasaría a la posteridad como la del llamado “Maracanazo Venezolano”.
Alineaciones:
Fluminense (0): Jorge Vitorio; Raimundo Da Silva “Oliveira”, Joao José Galhardo, Francisco Assís, Marco Antonio Félix; Denilson Custodio Machado, Adir Cid Rodrigues “Didí” (Sildes De Sousa “Silveira”), Moacir Fernandes “Cafuringa”; Flavio Minuano, Wilson Gomes “Samarone” y Luis Roberto Pinto “Lula” (Wilton César Xavier). DT: Mario Lobo Zagallo.
Deportivo Italia (1): Vito Fassano; Carlos Marín, Manoel Tenorio, Frederick Ellie, Vicente Arruda; Delman Useche, Rui Da Costa, Osmán Bendezú Negri; Roberto Arantes “Beto”, Alcyr Freitas (Waldir Pereira “Baiano”) y Nelson Militello. DT: Elmo Correa.
Gol: 0-1 Tenorio ('66).
Árbitro: Rodolfo Pérez Osorio (Paraguay).
Partido de la quinta fecha del Grupo 3 de la Copa Libertadores disputado el 3 de marzo de 1971 en el estadio Jornalista Mario Filho “Maracaná”, de Río de Janeiro, Brasil, ante 26 mil espectadores.
Foto: una imagen que se convirtió en una de las postales históricas de la Copa Libertadores, con los jugadores del Italia formando una barrera ante un tiro libre a favor de Fluminense y al fondo la pizarra del legendario Maracaná señalando el marcador parcial al momento de esa jugada, el marcador definitivo.